El viaje del papa Francisco a Río con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el pasado julio, dejó vacías las arcas de la archidiócesis de Río que se ha visto obligada a vender hasta un cementerio de la capital.
Antes de poner a la venta el cementerio de Catumbi, la Iglesia ya había vendido su hospital, Quinta D`Or, también en la ciudad carioca. Se calcula que la Jornada Mundial de la Juventud costó al arzobispado de Río 350 millones de reales (150 millones de dólares) que no tenía, tal como ha informado el obispos auxiliar, Mons. Antonio Augusto.
El cementerio que está en venta pertenece a una congregación religiosa que piensa obtener 100 millones de reales (80 millones de dólares). La operación está siendo más compleja que la del hospital, ya que hay tumbas compradas “eternamente” y necesita de una autorización para poder construir más en vertical.
El arzobispado de Río ha preferido, siguiendo el estilo del nuevo papa Francisco, hacer esas operaciones a plena luz del sol llegando a despojarse de algunos bienes que tenía como preciosos, antes que acudir en la clandestinidad a un mecenas anónimo. Y ha querido que los fieles sepan que la Curia pagará a todos sus acreedores hasta el último real.