El domingo 12 de mayo se celebró el Día de la Madre. Los cementerios de Lima reciben a un numeroso público que acude portando flores para rendir homenaje a sus progenitoras, cuyos restos yacen allí, y orar por ellas, pidiéndoles a su vez que les den su bendición.
Camposantos como El Ángel o Presbítero Maestro, por ejemplo, abrieron temprano sus puertas para acoger a las personas que llegaron provistas de ramos de rosas, gladiolos, tulipanes, entre otras flores, principalmente de color rojo, para colocarlas al pie del nicho donde descansa eternamente la mujer que los trajo al mundo.
Como es tradicional en esta fecha especial, se incrementó la presencia de floristas, vendedores de comida, globos, bisutería y hasta productos medicinales, en el exterior de los cementerios. Tampoco faltaron rezadores y músicos, quienes ofrecen sus servicios al público interesado en dedicarle una oración especial o la canción preferida de su madre, como una expresión más intensa del cariño de sus hijos y nietos.
La masiva presencia de público y vehículos motivó el incremento de la seguridad policial en los alrededores de estos cementerios, para facilitar la fluidez del tránsito y evitar la infiltración de delincuentes que hagan de las suyas mezclándose entre la multitud. En los camposantos ubicados en distritos como Comas y Villa María del Triunfo el panorama era muy similar por la multitudinaria presencia de público que acudió desde que estos abrieron sus puertas para rendir tributo a la autora de sus vidas que descansa eternamente allí.
Acompañados por bandas de músicos y brindando, principalmente con cerveza, los familiares de las madres fallecidas entonaron cantos diversos, desde huaynos hasta valses, recordando entre lágrimas al ser que más amaron y al que prometieron nunca olvidar.