China nos sorprende permanentemente con la belleza de sus paisajes, la armonía de sus jardines, el encanto de sus templos, la espectacularidad de su muralla y de los grandes palacios. Misteriosa y singular posee uno de los cementerios más insólitos que puedas imaginar porque los ataúdes penden a gran altura sobre las paredes verticales de la roca.
Esta costumbre responde a las antiguas etnias minoritarias, los bos y los liaos, que abandonaron esta práctica durante la época Ming.
Tenían 3 modalidades distintas de construcción: en una depositaban el cuerpo en las oquedades de la roca y luego la cerraban con madera; en otra, apoyaban en los pequeños resquicios, las vigas sobre la cual descansaba el ataúd y en la tercera, más clásica, se depositaban las cajas en el suelo sobre estructuras de madera.
Se cree que la razón de por la que se enterraban a gran altura, se debe a la intención de que los muertos estuvieran cerca del cielo, incluso hay leyendas que hablan de la capacidad de los bos para volar.
No se sabe bien el número de ataúdes que llegó a haber, actualmente se cuenta cerca de un millar repartidos en todo el territorio del país, siendo los más destacados los de la provincia de Ghizou, Bawuxia y la montaña Longhu, así como también los 265 que están distribuidos en dos áreas de la provincia de Sichuán. Cadáveres envueltos en lino y parejas juntas, hacen creer que la esposa era sacrificada cuando moría el marido.