La ciudad de Luxor, en su día cuna de egiptólogos y fascinados de los descubrimientos, se engalana para recuperar su esplendor perdido. Se cumplen noventa años del día que Howard Carter descubrió la tumba del faraón Tutankamón.
La archiconocida mascara funeraria en tonos dorados y azules parte del ajuar con el que la momia fue descubierta, será uno más de los iconos que llevarán a arqueólogos, historiadores, diplomáticos y periodistas a rememorar este hallazgo en los alrededores del Valle de los Reyes.
La tumba de Tutankamón, un faraón menor que reinó durante el año 1300 a.C., se encuentra cerrada al público para evitar deterioros, y sus tesoros se encuentran en el museo de El Cairo. El faraón tuvo un reinado corto, que según los últimos estudios de ADN se fue truncado por la malaria.
La atractiva historia del ‘faraón niño’ es una de las más explotadas de Egipto para atraer turismo, actividad que supone el principal sustento del país. El enorme merchandising que arrastra el que alguna vez ocupara el trono de Egipto lleva su busto a camisetas, gorras y llaveros.
A partir de las celebraciones planeadas, se espera que Tutankamón devuelva a Egipto el esplendor que un día le otorgó, creando una verdadera fiebre por la egiptología. De esta manera, la tumba podría contribuir al rescate del turismo en una época en la que la inestabilidad política y el fin del gobierno de Mubarak han llevado a una situación de desconsuelo en el sector servicios.